Ok, me robaron. Si, me robaron. Asi de rápido. Muchos autos pasando, un momento de confusión, me retraso un segundo y me exigen mi bolso. Mi mochilita pequeña.
Lista de lo que encontrara Don ladrón:
-El libro más fome del mundo (era muuuy fome...)
-$500
-Un celular que se vende a $3000
-Mis llaves :( (bueno, encontrar mi casa entre las mil...) con mi llavero (mi pingüino loco-cristiano que decía "soy de Dios" en el pecho y movía los ojos, lo extrañaré demasiado)
-Mi pase
-Mi... carnet creo
-Dos lápices (tengo 9 más)
-Mi cuaderno del cepech
-Esas cosillas para arreglarme mi cara (un espejo feo, dos encrespadores, un rimel seco y un mínimo de base)
-Un gran espacio vacio (no tengo cosas de valor)
Mmm... no, no encontrará grandes cosas. Sólo es triste pensar que alguien como yo no puede ser tan yo en la vía pública. Que no se puede caminar viendo los árboles sin tener firmemente aferrada la cartera. Que no se puede disfrutar de la noche que tanto se ama sin mirar hacia los lados. Que no puedes descuidarte un segundo sin que te obliguen a entregar lo tuyo, y luego debas revisar muchas páginas como "bloqueo de celular", "bloqueo de cédula de identidad" "renovación de blablabla"
Pero soy una persona en calma. Estoy tranquila. Le agradecí a Dios. Si, lo hice. Porque no me pasó nada malo. Porque llegué a mi casa antes de que lloviera como ahora. Porque sé que estaba en un error con Él (lo sé, estaba fallando en algo que debía arreglar y no lo hice) y que tuvo consecuencias, pero me ama tanto que fueron tranquilas.
Asi que señor ladrón, se va con mi mochilita regalona y no mucho más.
Lo único malo, es que, al parecer, mi rápido y escandaloso cólon sufre de un pequeño efecto.
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