lunes, 30 de julio de 2012

Hola... hola!
son las 00:50 y me pongo a escribir... muy bien!
te recuerdo... ordenar un mueble lleno de cosas viejas trae sus consecuencias. Veo tus fotos, veo tu nueva vida, te veo feliz y me agrada que estés feliz. Sonríes, como siempre, no te cuesta adaptarte y me alegro por ti. De verdad :)
Sólo que...
Nostalgia ataca ¬¬
¿Recuerdas las crónicas del temporal que nunca hicimos? si, era una buena historia... y demolieron nuestra casa naranja, ahora es una oficina de una constructora :'( si, lloré por ella... ¿dónde vivirán nuestros perros y gatos?... te acuerdas del poder de la espada de ¡Hi-man! jajaja todas unas espartanas... ¿recuerdas lo romántico? si, pero de sentimientos por sobre la razón, la tendencia literaria, nuestra favorita... y el teatro... yo escribía y tu actuabas Doña Rosa jajajaj... y la mutación genética que eramos (pollos, gatos, conejos, personas, masitas wui que bailaban)...
Mascotita...
¿me recuerdas?
¿me recuerdas en medio de tu mundo de psicología?
¿sabías que sentí miedo que de verdad estudiaras teatro y te fueras a Santiago? ¿sabías que lloré un poco una vez al solo imaginarme la pena?
¿te acuerdas del abrazo que nos dimos en la iglesia?
sé que no verás esto porque no recuerdas la dirección de mi blog (tienes mala memoria) pero bueno, te quiero, te quiero mucho amiga :)
si, me ataca la nostalgia a las 1 am
te recuerdo... te recuerdo y te extraño
de verdad




Si, hicimos actos suicidas como sentarnos en la calle xD

viernes, 6 de julio de 2012

Se mira y no se toca


-Y ... hoy es mi cumpleaños... –le dijo Susi, desilusionada porque su amigo no lo
había recordado.
El torno enmudeció justo en ese momento. De pronto, Gabriel se restregó las
manos en un trapo y se acercó a Don Ramón: -¿Me da permiso para salir un ratito? –le
pidió. El viejo lo miró por arriba de los anteojos. De inmediato su mirada se posó en la
cara de “no entiendo nada” de Susi. Enseguida, dijo: -Diez minutos –y volvió a poner en
marcha el torno.
Gabriel sonrió, contento. Le guiñó un ojo a Susi y le anunció: -Tengo un regalo
para darte. Pero es un regalo muy especial: solamente se puede mirar... Vamos. Salieron
a la calle. Doblaron la esquina.
Caminaban en silencio: Susi, porque no sabía qué pensar, tanta era su sorpresa y
su curiosidad. Gabriel, porque no sabía cómo iba a recibir la chica ese regalo que a él se
le acababa de ocurrir, de repente, al recordar la alegría que había sentido ese amanecer,
al oírlo y verlo después, trepando a la medianera de su casa. Llegaron a la mitad de la
cuadra. El muchacho se detuvo junto a la tapia que separaba de la vereda el gallinero de
doña Dominga.
-Es aquí.
Susi vio las últimas ramas de la higuera. Gabriel le señaló: -Ahí está tu regalo...
-Pero... ¿la higuera de doña Dominga?
-¡Es que esta higuera hoy ha dado gallos en vez de higos! ¡Y sólo para Susana!
Gabriel se aproximó a la tapia y entrelazó las manos para formar un estribo.
-Suba, princesa –le dijo entonces.
Ella le obedeció.
Repentinamente, se encontró alzada. Se aferró a la tapia.
Entonces lo vio. Era verdad. Gabo no mentía. En cada rama de la higuera, un
hermoso gallo retozaba al sol. Uno, dos, tres, cinco alados equilibristas comprados el
día anterior por la vecina, sin saber que con esa compra iba a abrir para los ojos de Susi
la más bella ilustración de un cuento mágico.
Han pasado muchos años desde que Susi cumplió los diez.
¿Hará falta decirlo? Por las dudas, lo confirmo; sí, se casó con Gabo. A la noche
de bodas los llevaron los pasos que ambos habían empezado a dar desde aquel domingo
de su infancia.
Sin embargo, a partir de entonces y cada vez que llega la fecha del cumpleaños
de Susi (ahora, por suerte, muy festejada y repleta de obsequios) cinco gallos
desenrollan en su pecho sus kikirikís, trayéndole nuevamente ese regalo que solamente
se mira...
Se mira...
se mira...
se mira...
con los ojos y  con el alma al mismo tiempo.

Elsa Bonerman, "No somos irrompibles".

Que para sorpresas hermosas no hay que tener dinero. Que para sucesos especiales sólo necesitas una idea. Que un lugar bonito puede estar detrás de una pared. 

¿Lo entiendes?