"Ya será así, ya llegará la primavera" (o algo parecido) dije en tu oído, en ese bus lleno de personas, mientras nosotros escuchábamos Conmigo Danza. En pleno invierno y con una primavera completamente incierta, era sólo un asunto de fe decir aquellas palabras. Era ese algo que, aunque ya quisiéramos rendirnos y dejar todo de lado, no nos lo permitía. ¿Qué era? ¿Qué era eso que, aunque deseaba a veces un momento de paz, insistía en poner recuerdos con tu imagen en mi mente? ¿Era mi obstinación, tu obstinación, o tal vez algo mayor? ¿Qué nos pasó? Tomé mi corazón y lo dejé ante Dios. Te dije A-Dios... ¿cómo es que ahora me encuentro de esta forma?
Te pedí que esperaras toda la vida, pues no sabía si eras a quién amaría.
Te pedí que te alejaras porque no podía ofrecerte certezas.
Y ahí estaba, pronunciando esas palabras de fe en tu oído
Ya llegaría la primavera
Ya llegó la primavera
Y veo los árboles reflejados en tus ojos cuando te acercas a mí.
Te pedí que esperaras toda la vida, y ahora te pido que no te alejes de ella. Que la vivas conmigo
Te amo.
Miguel, te amo
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